martes, 29 de mayo de 2012

Viento amarillo

Pino piñonero (Pinus pinea)
El pino piñonero (Pinus pinea) es un árbol muy abundante en Sierra Morena. Esta especie, al igual que todas las coníferas, se encuadra dentro de las plantas anemógamas, es decir, utilizan el viento como método de polinización. Esto hace que a principio de mayo, toda la Sierra Morena se vea inundada de un denso polvo amarillo limón, consecuencia de la polinización sincrónica de todos los ejemplares, alcanzando los 200-350 gramos de polen por metro cúbico. Aunque no es de las especies que causan más alergia, si es una especie que carga mucho el ambiente y en zonas de pinares la atmósfera se hace en algunos casos irrespirable.

Las coníferas son plantas gimnospermas que producen semillas en conos femeninos ( piñas o gálbulos), formadas por escamas dispuestas alrededor de un eje. Los conos femeninos contienen sobre las escamas exteriores una o varias escamas portadoras de óvulos. Estos, tras la fecundación, se transforman en semillas. El polen se encuentra en los conos masculinos que nacen al final de las ramas jóvenes del año, generalmente en invierno y maduran durante los meses de la primavera. Los conos masculinos son más pequeños ya que pueden tener entre 2 y 12 mm de longitud. En los árboles más primitivos están aislados o poco reunidos , mientras que en las especies mas evolucionadas, como los pinos, forman una especie de racimo. Cada cono consta de una serie de escamas que contienen cantidades ingentes de polen en primavera. Al mover las ramas de las coníferas, si las flores están maduras, producen una nube de polen.

La polinización se efectúa a través del aire ( Polinización anemófila) por eso la mayoría de las semillas de las coníferas contienen extensiones en forma de ala, que facilita el planeo por el aire. La mayoría de las especies son monoicas, es decir presentan las estructuras reproductivas en el mismo árbol, aunque también tenemos otras especies que son dioicas como las Araucarias, con unos árboles masculinos y otros femeninos.

Las coníferas son plantas leñosas. La mayoría presentan la forma de árboles, aunque existen bastantes arbustos. Sus hojas suelen tener la forma de agujas o escamas y son perennes, excepto las del genero Larix y Taxodium que son caducas. Las hojas del género Agathis y algunas especies de Podocarpus y Araucaria son ovadas y las de los géneros Sequoia y Metasequoia son lanceoladas.

Existen aproximadamente unas 575 especies de coníferas. Aparecieron sobre la tierra hace unos 300 millones de años en el periodo Carbonífero y se fueron formando a lo largo del Mesozoico, que es la era que comprende entre hace unos 250 y 65 millones de años. Se cree que a principio de la Era Terciaria, es decir hace unos 65 millones de años, ya existían las especies actuales.

Fueron extremadamente importantes en el pasado ocupando zonas que hoy en día están dominadas por las angiospermas. Su poca capacidad de adaptación al aumento de temperatura que progresivamente ha ido experimentando nuestro planeta les ha relegado principalmente a las zonas más frías, donde forman grandes bosques hoy en día todavía en lugares donde las mayoría de las plantas con flor no se han podido adaptar.

Aunque el número de especies de coníferas sea muy bajo comparándolas con las angiospermas, su elevada cantidad en algunas zonas del mundo, así como su importancia económica dentro de la producción de madera y pasta de papel, las convierte en un grupo muy conocido.