jueves, 2 de febrero de 2012

El sonido del verano

Grillo común (Gryllus campestris)
Una imagen típica del final del verano andaluz, es la de los grillos saltando u pululando  por las calles y rincones de nuestros pueblos y ciudades como si se tratara de una plaga. Esto ocurre por que los últimos días de septiembre, en Andalucía, coincide con el final de su época de reproducción y puesta. También es el final de la vida de estos insectos.
Uno de los rasgos característicos de la biología de los grillos es su corta vida. En general, estos insectos no suelen vivir más de un año, y de todo ese tiempo, tan sólo dos o tres meses (primavera-verano) lo hacen en su fase de imago (adulto). Los adultos dedican la mayor parte del tiempo a las tareas reproductoras. Los machos excavan una galería que puede llegar a tener hasta 50 cm de longitud, en cuyo extremo se ensancha en una cámara, en la que pasan casi todas las horas del día. Con la llegada de la noche salen de sus refugios en busca de comida.
La dieta de estos insectos se compone, por lo general, de materia vegetal aunque también pueden incluir en su dieta larvas y pequeños insectos. Una vez saciados, los machos regresan a la entrada de de la galería e inician su canto, cuya finalidad es atraer a las hembra para la reproducción.
Para nosotros, los humanos, el canto de los grillos puede parece un interminable, monótono y molesto chirrido. Sin embargo, estudios, han mostrado la gran cantidad de matices de dicho canto. Los grillos poseen uno de los sistemas acústicos más complejos de cuantos pueden encontrarse en el mundo animal. El canto está restringido a los machos, se realiza frotando las alas una contra la otra. Mantienen las alas un poco levantadas por encima del cuerpo y una arista dentada situada en la parte inferior del ala anterior derecha se frota a través del borde posterior del ala anterior izquierda. Cada individuo es capaz de emitir al menos seis modalidades de canto. Esta variación puede deberse tanto a la orientación de las alas en el momento de la emisión del sonido como a la velocidad a la que se mueven. La mayor o menor velocidad en el canto del grillo depende de numerosos factores, tanto internos, es decir del propio grillo, como externos. Entre los primeros destaca la presencia o proximidad de las hembras receptivas en las cercanías de la madriguera del macho; así, cuanto más cerca se encuentra la hembra, mayor es la frecuencia. Entre los factores externos destaca la temperatura ambiental, que puede acelerar o ralentizar el canto al afectar a la fisiología del macho cantor.

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